sábado, 25 de agosto de 2007

1ra Reflexión Currículum y Evaluación II


Tengo una asignatura que se llama Gestión educacional, se me hizo interesante desde la primera clase, una conversación respecto a la calidad de la educación en Chile, y me pasó algo extraño, los tres ramos humanistas que curso este semestre me dan la sensación de estar confabulados entre sí…

De pronto, se acerca la fecha de publicar el comentario para Currículum y me encuentro con un texto de Santos Guerra: Dime cómo evalúas y te diré qué tipo de profesional y de persona eres. El texto constituye una recopilación de información enfocada a un análisis profundo del sistema de evaluación tradicional v/s el sistema de evaluación no tradicional, este último, detallado desde un punto de vista más globalizado por parte del autor. ¿Su fin? Hacer ver a los lectores, que el sistema tradicional aún se superpone por sobre el no tradicional, evidenciando la gran falencia de la educación chilena.

Sin lugar a dudas, a medida que el autor expone su análisis es inevitable formularme la siguiente interrogante: ¿Es posible “reeducar” a los docentes y educar integralmente a los futuros profesores?

Destaco de la introducción, la cita “… la educación está condicionada por diversos agentes que inciden sobre ella” (Santos, 2003), donde se hace referencia a:


- Prescripciones legales: no se puede evaluar a nuestro antojo.
- Supervisiones institucionales: para evaluar, debemos seguir pautas reguladoras.
- Presiones sociales: las notas de los alumnos establecen una suerte de “diferenciación social-cultural”, produciendo un sesgo inadecuado.

- Condiciones organizativas: la evaluación se da de acuerdo a tres puntos básicos; condicionantes determinados (en función con la organización), comprobación de aprendizajes realizados y explicación o atribución, y por último el conocimiento tiene doble valor; valor de uso (es útil y motiva), y valor de cambio (como canje).

Es increíble cómo en el transcurso de la lectura, que a mi entender está dirigida a profesores, se hace evidente el craso error en el cual está sumida la educación, suponer que la inteligencia viene dada para siempre y no considera factores externos que la alteren y por otra parte, la gran cascada de conocimiento que carga intrínsicamente el profesor y que no es aprovechada al 100% en el proceso enseñanza-aprendizaje.

Entonces, para ser más clara y fidedigna con el autor, me daré la libertad de ejemplificar con la realidad universitaria, lo que el autor expone…

Cuando se llega a primer año, existen asignaturas que reprueba un número no despreciable de alumnos, lo mismo sucede en el segundo año, sin hacer alusión a alguna asignatura en concreto, me remito a decir que existen docentes, que tienen sus preferencias al momento de medir conocimientos aprendidos, separan a su curso en grupos los que saben y los del montón, ahí el que puede se salva y el que no, reprueba… el/la docente, se pregunta qué es lo que realmente sucede que hay tanta diferencia de rendimiento entre una sección y otra? El profesor, no asume el fracaso de esa sección como suyo también, simplemente esa sección es más torpe, lenta… y además usa la evaluación como una amenaza y castigo, ¿qué docente es ése? Los alumnos no tienen valor para preguntar dudas, lo que el/la docente dice es ley, no hay pero que valga respecto a lo que diga en teoría… “La evaluación no se utiliza como un instrumento de aprendizaje para el que enseña (Santos Guerra, 2001) sino como un simple modo de comprobación del esfuerzo realizado por el que aprende”.

La situación señalada ejemplifica claramente el método tradicional por el que cruza la educación chilena actualmente, son pocas las entidades educacionales que no se rigen por ésta, me arriesgo a decir que sólo algunos docentes osan de cambiar su metodología… pero para lograr un cambio de raíz, es necesario un cambio en 180º en la evaluación de hoy en día, darse el tiempo para preparar una prueba, tomar en cuenta las condiciones bajo las que se encuentran los alumnos, las realidades sociales, los factores que afectan el desempeño de los estudiantes, y sobre todo, tomar con humildad el rol docente, enseñar con entrega, bajo principios éticos, y sobre todo, estar con nuestras mentes abiertas al cambio circunstancial de los métodos evaluativos actuales…

Pero… ¿Cómo crear una consciencia social en el cuerpo docente que lleva “años” con un método tradicional, y cómo o dejarnos llevar por un método fácil y autoritario que se inmiscuye en la realidad evaluativa silenciosamente? El rol tradicional del profesor es centrado en sí mismo, basado mayoritariamente en la memoria, con asignaturas separadas, se promueve el individualismo. Las evaluaciones son sumativas, la planificación es individual, e incentiva el rol pasivo del estudiante. Resumiendo este rol, el fin es enseñar. El rol actual al cual se pretende lograr llegar es un rol centrado en el estudiante, que estimula el razonamiento crítico. Integra el conocimiento, favorece el trabajo en equipo. Las evaluaciones son formativas, la planificación se realiza también en equipo. Se estimula el rol activo del estudiante, logrando como objetivo final facilitar el aprendizaje (aprender).

“El maestro mediocre dice, el maestro bueno explica, el maestro superior demuestra, y el maestro excelente inspira” (W.A.Ward). Hay una gran distancia entre enseñar e inspirar.