sábado, 22 de septiembre de 2007

HACIA UNA EVALUACIÓN AUTÉNTICA DEL APRENDIZAJE

La evaluación por sí misma es complicada para cualquier alumno... te estresas, sudan tus manos, quieres ir al baño, te comes las uñas, ondulas excesivamente tu pelo, inclusive en casos más extremos se pueden observar fenómenos de tricotilomanía y tenesmo, entre otros. Un sinfin de reacciones a una situación particularmente estresante a la que los alumnos nos enfrentamos una y otra vez.

Pedrito, un joven de segundo medio, tendrá hoy su segunda prueba global de química, ha estudiado mucho, pero sin embargo sus nervios son evidentes: en la primera prueba obtuvo un 3,6, y en primero medio aprobó la asignatura con un 4,3, lo que para él es malo, pues, en su consideración, él sabe mucho, pero la metodología aplicada por el profesor le complica, él comprende la materia, pero no es capaz de memorizar palabra por palabra textualmente.

En la actualidad, lamentablemente, aún la evaluación no es equitativa para los alumnos; se tiende a confundir evaluación con calificación. ¿El profesor de Pedrito sabrá lo mucho que ha aprendido? ¿Por qué los resultados son los que marginan a los alumnos?

El Profesor de Biología y Química, Licenciado en Filosofía y Educación y Magister en Educación, Pedro Ahumada Acevedo, realiza una reflexión exhaustiva respecto a la evaluación como tal y los aprendizajes que están logrando los estudiantes con los sistemas de evaluación actuales. "La evaluación debería ser considerada como un PROCESO y no como un suceso y constituirse en un MEDIO y no en un fin" sentencia en su documento "La Evaluación en una Concepción de Aprendizaje Significativo". Ahumada, consciente de la problemática educativa evaluativa, propone, mantener el rigor propio del conocimiento, y además, llegar a sus lectores con explicaciones, que sin dejar de ser doctas, hacen más comprensibles los problemas.

Pedrito está sometido a la evaluación tradicional, una evaluación que no es más que un conjunto de acciones dirigidas a la obtención y registro de información numérica (notas). Así, es inevitable que Pedrito estudie por una calificación más que por el aprendizaje. Es más, el mismo entorno social se encarga de ejercer esta presión en los estudiantes; buenas notas para obtener beca para la Universidad, buenas notas para obtener un premio en la licenciatura, buenas notas para estudiar la carrera que tanto quiero en la Universidad que YO quiero, buenas notas es sinónimo de inteligencia, es mi presentación al futuro. En rigor, una calificación es una medición en una escala numérica de los conocimientos a partir de la aplicación de un elemento evaluativo, y no existe certeza que ese instrumento mida conocimiento.

La denominada evaluación alternativa aparece como una buena opción en medio de este análisis, un enfoque que da importancia a las concepciones previas del alumno; aquí se desea saber qué sabe hacer Pedrito.

Acá el autor hace hincapié en adoptar esta evaluación alternativa, expone casos y resultados, ejemplos claros y cotidianos. Nosotros, como futuros maestros, somos invitados sabiamente a adoptar una manera innovadora de evaluar; tirar por la ventana aquellas pruebas aterradoras, que miden memoria, adoptar nuevos recursos en el proceso de enseñanza, recurrir a clases activas, aplicables a la cotidianidad, a ser facilitadores del conocimiento y no ser fuentes y evaluadores del mismo.

Sin lugar a dudas, este blog, cualquier blog u otro sitio donde se pueda escribir, aguanta todo. Es innovadora la propuesta del Profesor Ahumada, mas no inalcanzable, requiere de un esfuerzo por ser emprendedores y aplicarnos más a la diversidad de alumnos que tendremos, es ampliar nuestro horizonte, y disminuir el sesgo que se genera involuntariamente.

El Profesor Ahumada nos invita a escapar de la sobredimensión del examen, de la importancia innata que significa la calificación, y a abrir nuestras mentes, innovando con esta herramienta denominada evaluación alternativa.

Regresemos entonces al ejemplo de Pedrito: con esta nueva manera de evaluar Pedrito debería perder el miedo a las evaluaciones; el profesor antes de empezar con la asignatura como tal, daría a conocer a Pedrito y sus compañeros la rúbrica de evaluación para la asignaturas; antes de comenzar con cada unidad evaluaría a sus alumnos para saber qué conocimientos previos hay en el aula, así como también evaluaría durante el proceso de enseñanza y al final; dentro del diálogo que se da clase a clase determinaría los conocimientos, habilidades, destrezas, creencias o prejuicios que tiene cada alumno; en el transcurso de las clases solicitaría a Pedrito y sus compañeros que realicen mapas conceptuales y diagramas de síntesis de la unidad con el fin de detectar el progreso del curso, el profesor realizaría ahora pruebas situacionales y de libro abierto, haría disertar a Pedrito y sus compañeros, apoyaría la teoría con trabajos prácticos de laboratorio y para finalizar una unidad evaluaría mediante pruebas situacionales o de desempeño, y también podría utilizar el sistema de portafolios. el profesor de Pedrito sería ahora un mediador entre los conocimientos previos y los nuevos.

1 comentario:

Profesora dijo...

Estimada Claudia

Concuerdo contigo plenamente en que la evaluación no debe visualizarse como un mecanismo de presión sino como un método para medir el avance del aprendizaje.
Del mismo modo, es acertado tu ejemplo de Pedrito, dado que el comprende la materia, pero a la hora de memorizar (como lo exige la evaluación tradicional) se queda en blanco.
Por otro lado, es acertada tu reflexión respecto a que la evaluación no debe visualizarse como un suceso sino como un proceso y considerarse un medio y no un fin para lograr aprendizaje.
Es cierto que el entorno social da una importancia desmesurada a las notas, pero si tú evalúas innovadoramente tusa alumnos serán capaces de desenvolverse en cualquier situación y las notas pasarán a segundo plano.
Es por ello, que se debe evaluar formativamente en un proceso retroalimentador donde los errores se tomen como medios para mejorar.
Muy bien

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